A través del ensayo el lector se puede deleitar en torno a una novela, o aproximarse inquisitivo y esclarecedor a una gran poesía, a una obra dramática, o a un magno texto de historia o de ciencia, o de filosofía como lo hace Rubén Sierra Mejía o Joaquín Vallejo.
En un trabajo ensayístico sobre una novela, el lector puede sobrevolar y contemplar la magnitud de una obra, los horizontes abiertos de una narrativa, las dimensiones intelectuales del autor, el estilo, los personajes y sus pasiones, los escenarios, la entonación poética de los protagonistas espiritualizados o vivos. etc.
Según el tema, el ensayo puede hacer poética, elegantemente poética su andadura. Además, dentro de las técnicas y posibilidades de este género, puede lograrse el verdadero retrato del autor de un poema o de un poemario, describiendo en amables y sensibles cláusulas el alma e interioridades espirituales del artista o creador. Y, en el examen y recreación de un gran mundo poético, el lector va a tener al alcance, no sólo el rigor de lo más selecto y perfecto de la obra, sino su interpretación, es decir, de inmediato, abiertas las puertas de sus secretos y misteriosas plenitudes estéticas.
Alguien decía que era mejor leer a los grandes ensayistas sobre la obra teatral de Brech, que a Brech mismo. La interpretación de los textos y técnicas del gran dramaturgo alemán, el genio y originalidad del dramaturgo y de su obra, el pisar cerca de sus secretos, el manejo de situaciones, ideas y lenguaje, todo esto en manos del ensayista, hacen sin duda apasionante la aproximación al universo brescheano, por ejemplo. En todos los idiomas modernos existen hoy mundos iluminados de ensayismo sobre, por ejemplo, “La Montaña Mágica” de Tomás Mann, sobre el “Ulises” de Joyce, sobre la obra total y particularmente sobre “Paradiso” de José Lezama Lima, obras que sobrepasan la capacidad del intelecto medio humano, para cuya comprensión plena se necesita de los ensayistas.
El ensayista en pocas páginas, nos va a entregar una vigorosa noción sobre, digamos, esos abultados tomos de la historia del mundo o esas grandes realizaciones de la cultura humana. La arquitectura y armonía de una obra, o de un gran período de la historia, la precisión y coherencia de su contenido, sus lecciones y paradigmas, nos va a contar la belleza de un estilo, el porqué del rigor y maestría de una gran crónica histórica, el fruto en sazón alcanzado por un obstinado y juicioso investigador del acontecer social, político o intelectual. El ensayista nos va a inducir a conocer y a saber gozar de ese bello universo de arte y de verdad. Esto lo han logrado plenamente ensayistas como Emilio Ludwing y Stefan Swig.
Sobre ese pesado y profuso tratado de ciencia, el ensayista nos va a entregar una noción básica, un resumen, desde luego ortodoxo y pleno de poesía de claridades, donde el lenguaje técnico y la jerga especializada se trasmutan en un vocabulario luminoso y universal y en una prosa llana, al alcance de las apetencias de todos los lectores cultos.
C O N T E N I D O
1.-Pretexto más que texto
2.-Mejor el Ensayo…
3.-Cuidado con los Best-Seller
4.-Clases de Ensayo
5.-El Ensayo periodístico
6.-Superioridad del Ensayo sobre otros géneros
7.-La influencia del escritor público
8.-Ensayismo y su mecanismo de penetración
9.-Rol del ensayismo y del periodismo científico
10.-Concisión y claridad del lenguaje
11.-Ensayo periodístico y recursos literarios
12.-La sapiencia de Alberto Lleras
13.-Pensar bien y cómo
14.-El arte de dosificar
15.-Otra regla: un poco de gracia
A manera de conclusión
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