Bolívar,
hoy día trabaja
tanto como antes.
Modela ideas activistas
muy de su gusto lírico,
generosas y clarificadoras.
Es el genio hipomaníaco
que ilumina la arcilla
a su paso obsesivo.
Ayer,
los estadios anchurosos
con olor a metales
y a pólvora
lo contemplaron.
Relámpago de las espadas
veloz
del orto al ocaso.
Hoy,
en los despachos públicos
instrumenta impaciente
su arsenal intangible.
Proyectos,
normas de vida,
esbozos siempre actuales.
Está atento
en tantas partes,
va por todos los caminos de América
como un rapsoda helénico;
es el centellear
de la historia que crea,
el antihéroe
de los tiempos inanes.
Los paisanos
lo encuentran
tempranero,
por los llanos de Apure,
en las breñas incáicas
pensativo
cruza la sabana del Zipa,
viene de la ciudad de los conventos.
Y lo ven,
por las esclusas del Istmo,
por las altiplanicies bolivianas,
un mucho desvelado,
coloquial,
asaz inquisitivo,
insomne,
identidad humana
con las altas cumbres
con los briosos ríos tropicales.
Deja un comentario