...Viudos lotos sin luna ya para sus tallos rotos imploraban la leche de la arcilla. Jorge Rojas.-LA MUERTE DEL AGUA
I – Allegro.- AGUA Y AMOR
Bello el amor que aflora
cerca de las fontanas,
en las piscinas lúdicas,
en las abiertas playas.
Humedad que apacienta
la pradera dormida,
que fecunda en los campos
las ocultas semillas;
lluvias imprevisibles
de los largos veranos,
riego de los caminos,
de los prados sedientos;
manantial y espejismos
que dos fantasmas rondan:
la Juventud y el Tiempo.
Espejos diluídos,
noria de soledades,
círculo que aprisiona
temblorosos paisajes,
alma del elemento telúrico y lontano,
ondas donde se agolpan rostros enamorados.
Plenos idilios húmedos,
las brisas, el deshielo,
el limo de los lagos,
el rocío mañanero;
el más allá,
trasunto de piélagos de nieve,
y el mar,
el mar que apremia los jocundos tropeles;
las lluvias,
el regreso sin ayer ni recuerdos
sobre las frondas lívidas de agonizantes huertos.
II- Adagio.- EL AGUA Y LA VIDA
Limpidez de los juncos,
tersura de los lirios,
ramajes que se asoman
al arcano
de los cristales líquidos.
Espíritu del agua,
espíritu del agua liberado y festivo,
amistad de lo eterno,
licor de vida,
vino fresco que reverdece.
Dulce rima castalia,
seducción del viajante
peregrino del alba;
festival del oasis
y de los goces íntimos.
Naves mudas del sueño
fondeadas en las dársenas
de los puertos desnudos;
las orgías fluviales
en la siesta del mundo.
Biología de los musgos
y de las fuentes últimas
en su lecho de riscos,
de centauros y espumas.
Del Artico los témpanos,
iceberg del Antártico,
cenit que se desploma,
fluír de los nevados,
complejo de los ríos,
hondura de los mares:
fuerzas integradoras,
movimientos unánimes
en la red pavorosa,
canto clamante
y matinal
de las ballenas cósmicas.
III – Scherzo.- LA TRISTEZA DEL AGUA
Aguas turbias y tristes,
voz agorera y ecos
que noche y día pasan sin cesar
repitiendo
la cantilena antigua.
Avatares y mitos
del farallón signado por la luna,
por la luna y los sismos.
Y en el roquedo sacro
vuelven su treno grave
y turban el silencio del alma de los árboles.
Y en su afán
enternecen el hontanar de plata,
febril y demencial,
el scherzo del agua,
borbotones
que doman el nivel de los túneles,
racha fría de los páramos,
géiser de sombra y luces.
Tremolar de los vientos,
voz del chubasco andino,
abrasadora fiebre de las rocas,
abismos
del interlunio,
máscaras de rituales y espantos,
relámpagos y truenos de los inviernos largos.
Sepulcro de los siglos,
sima y glaciales hornos,
en la ciudad lacustre de los seres insólitos,
remolino de peces,
diluvios y arrecifes,
violentos meteoros,
arenas apacibles,
sus poderes deshacen
y la existencia vierten
en la oquedad sombría,
en las borrascas crueles.
IV – Rondó.- VIGENCIA DEL AGUA
El arroyo anhelante golpea la montaña
en el fiel de las rocas,
la rigidez metálica.
El convulso elemento más de un óbice triza,
rudos bandazos,
olas que adelgazan las linfas
por su cauce de abismos,
cerrazón del invierno;
y en horas desoladas
su rumor esotérico.
Y en curvados espacios
su discurrir insomne,
que en los siglos prolonga
la juventud del hombre.
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